El logo de Sodimac tiene más de 4 décadas y sigue tan vigente como el primer día, conectado con el propósito de la compañía y generando cercanía, confianza y pertenencia con las personas.
Un logo que perdura inalterable durante 43 años habla de la potencia de su mensaje, la consistencia con el resto de las representaciones comunicacionales de la marca y el vínculo emocional que logró construir con las personas.
Es el caso de la clásica casita de colores de Sodimac que, desde 1982, ha sido mucho más que un símbolo gráfico: es la representación tangible del propósito de la marca. En un entorno donde las marcas evolucionan y se reinventan constantemente, este logo ha resistido la prueba del tiempo, acompañando generaciones de clientes y consolidándose como un emblema de cercanía, confianza y pertenencia.


La historia detrás de este logotipo es también la historia de cómo los elementos visuales —cuando están bien pensados y conectados con la esencia de la marca— se convierten en activos estratégicos fundamentales. A través de una propuesta simple pero poderosa, Sodimac ha logrado que su logo no solo identifique, sino que emocione, hable por la marca y se mantenga vigente por más de cuatro décadas. Esta es la historia de un ícono gráfico que ha sabido crecer junto con su audiencia, adaptándose a los tiempos sin perder su esencia.
“Nuestra casita surgió en 1982 y busca ser el modelo universal de casa para representar el hogar de todos. Los colores primarios utilizados también tienen un significado. Con el blanco, azul, amarillo y rojo queremos transmitir sencillez, trascendencia e impacto, mientras que sus líneas negras y gruesas reflejan solidez, seguridad y estabilidad”, comenta Carolina Auad, gerente de Marketing de Sodimac.
El diseño del logo es fruto del trabajo del ingeniero, arquitecto y diseñador Alfonso Gómez, quien fue director de Sodimac. Él se reunió con los más altos ejecutivos y trabajadores para que el logo transmitiera el propósito y cultura de Sodimac, inspirándose en la obra del pintor vanguardista holandés Piet Mondrian y en la “Silla Roja y Azul” del arquitecto y diseñador también holandés Gerrit Rietveld, influenciado por Mondrian.
“El logo ha permanecido intacto desde 1982, manteniéndose absolutamente vigente durante estos 43 años, por lo que no ha sido necesario hacerle cambios dada la fuerte conexión que tiene con las personas”, valora Auad.
El logo ha sido muy importante para construir nuestra identidad como marca. Es uno de los pocos logos que se mantienen vigentes por tanto tiempo y que es fácilmente reconocible con solo verlo, sin necesidad de incluir la palabra Sodimac. En los distintos estudios que hemos hecho, las personas nos dicen cómo lo identifican claramente en sus vidas, camino a sus trabajos o en las carreteras al salir de vacaciones con sus familias, por ejemplo.
Nuestro logo se conecta muy bien con nuestro propósito, el “por qué existimos”. Buscamos ayudar a nuestros clientes a construir sus sueños y proyectos de hogar, aportarles un valor significativo más allá de la venta de productos y servicios. Esto es algo que quienes trabajamos en Sodimac vivimos transversalmente en nuestra organización, permeando cada una de nuestras decisiones.
La casita de Sodimac representa el hogar de todos, y el hogar siempre ha tenido culturalmente una relevancia enorme, no solo en Chile, sino en otros países de América Latina. Es un lugar de encuentro y también de refugio y seguridad para estar con la familia y amigos. Realizar un proyecto de construcción o mejora no es visto como un gasto, sino que como la forma de materializar el sueño de vivir mejor. Esto se acentuó a partir de la pandemia, revalorizando aún más el rol del hogar.
Cuando un logo es familiar, reconocible y asociado a una experiencia confiable, facilita todo nuestro trabajo de posicionamiento e iniciativas comerciales. Agradecemos la confianza que los clientes depositan en nuestra marca.
El valor que tiene la casita para las personas refleja que los logos y, en general, la construcción de la marca debe responder a las necesidades de los clientes y conectar realmente con sus corazones, y ser coherentes con los valores y propósito de una organización. Es importante tener en cuenta que construir una marca implica mucho esfuerzo y consistencia a lo largo de los años y, especialmente, escuchar a las audiencias. Tenemos diariamente el desafío de crear vínculos emocionales con los consumidores y aportar en sus vidas.
Tener un logo fuerte y reconocible es muy relevante para la identidad de marca y, efectivamente, esto es hoy aún más clave cuando nos vemos expuestos diariamente a cientos de estímulos en redes sociales y otros ámbitos. Nos permite resaltar en este entorno, recordar siempre a las personas en el caso nuestro que detrás del logo está nuestro propósito de ayudarlos a hacer realidad sus sueños y proyectos de hogar.
Sodimac es mucho más que una tienda de mejoramiento del hogar: es una marca que, desde sus inicios, ha estado vinculada profundamente con el desarrollo de los hogares y proyectos de vida de millones de personas. Fundada en Chile en 1952 como una sociedad anónima conformada por industriales de la construcción —de ahí su nombre original “Sociedad Distribuidora de Materiales de Construcción”—, la compañía ha vivido una evolución marcada por la innovación, la cercanía con las personas y una identidad de marca sólida, que se expresa de manera ejemplar en su logo.
El diseñador del logo, Alfonso Gómez, cuenta en una entrevista con el portal Diálogos (dialogosdiseno.com), cuenta que “recibí el encargo de la por entonces recién formada SODIMAC S.A., para desarrollar un Programa de Identidad Corporativa -concepto nuevo en Chile en esos años- cuya necesidad y relevancia había logrado transmitir a sus socios, en mi calidad de asesor del directorio”. Disponía de 3 meses para presentar una propuesta de identificadores gráficos y un manual de uso de dichos elementos, para aplicaciones publicitarias y en locales de venta. Con un equipo de 3 personas, trabajaron muchas horas ante tableros armados con reglas “T”, rapidographs y tinta china, combinando el dibujar con la redacción de la estrategia de la marca junto a los más altos ejecutivos de la empresa, con quienes se iban definiendo los lineamientos comerciales. “Pero se nos acababa el tiempo para entregar nuestra propuesta y mientras miraba y volvía a mirar nuestro trabajo, no podía evitar una profunda insatisfacción con respecto a la calidad del trabajo”.
A tres días de la presentación al Directorio, Gómez seguía sin estar 100% satisfecho con las propuestas, hasta que dio con una imagen impresa que tenía junto a su escritorio y que le dio la idea final: una postal de la “Red and Blue,” la silla diseñada por Gerrit Rietveld en 1918. “Ese objeto de culto, inspirado en las pinturas de Mondrian, me había marcado profundamente en mis tiempos de trabajo en Milán en el estudio del gran Mario Bellini”, comenta en Diálogos.
Así nació el logo que hoy es un ícono en el imaginario chileno y latinoamericano. La casita, simple en su forma, pero rica en significado, logró captar la esencia de la marca y proyectarla con fuerza.
Durante las décadas siguientes, la compañía vivió un proceso de crecimiento sostenido, primero a nivel nacional, y luego en otros mercados de la región. Con los años, la frase “la casa de todos” se transformó en el claim que resume la vocación inclusiva y comunitaria de Sodimac. La vigencia del logo también responde a una gestión estratégica del branding, donde cada punto de contacto —desde las tiendas hasta el comercio electrónico, la publicidad y el servicio al cliente— se ha alineado con los valores visuales y simbólicos de la marca. La coherencia ha sido uno de los grandes secretos detrás de su permanencia: las personas reconocen el logo no solo por su forma o colores, sino por todo lo que representa en su experiencia cotidiana.
Hoy, más de 40 años después de su creación, la casita sigue diciendo exactamente lo que dijo en sus inicios: “bienvenidos a la casa de todos”. Un mensaje simple, poderoso y vigente.

Carolina Auad, gerente de Marketing de Sodimac.
Te podría interesar: Posicionamiento de la categoría como eje estratégico