

Cada día es más frecuente ver cómo las áreas de marketing incorporan estrategias customer – centric (centradas en el consumidor) para conocer mejor a sus usuarios y consumidores y poder ofrecerle productos y servicios a su medida. En este contexto, es que el design thinking o pensamiento de diseño viene ganando en los principios y valores de las empresas modernas.
El Design Thinking (DT) es una metodología para la resolución creativa de problemas que no tienen una solución evidente o es muy compleja. Aunque el nombre nos invoque otra cosa, el DT nos empuja a pasar del pensar a la acción, diseñando soluciones que creen valor y satisfagan necesidades concretas a personas reales.
Este enfoque centrado en las personas nos invita a mirar y entender un problema desde la vereda de quien lo tiene, entendiendo sus miedos y frustraciones, que lo motiva y entusiasma, hasta comprender por qué toma las decisiones que toma, lo que nos permitirá diseñar soluciones (productos, servicios, modelos de negocios, experiencias, procesos, etc.) significativas para nuestros usuarios.
La capacidad de empatizar con nuestros usuarios es una poderosa herramienta que toda organización debiese desarrollar, especialmente el área de marketing, para diseñar productos y servicios que satisfagan de manera sobresaliente las necesidades tanto funcionales, como emocionales y sociales, incorporando al propio usuario en la co – creación de la solución.
La capacidad de experimentación es otro beneficio que nos brinda el DT, empujándonos a no quedarnos con la primera idea, sino mejorarla y refinarla incorporando los comentarios y opiniones de los usuarios hasta llegar a diseñar una solución de gran valor. La experimentación permite a las empresas disminuir el riesgo en la toma de decisiones, ya que se basa en datos y evidencias, y también malgastar recursos en soluciones que no tienen sentido, ni generar valor. Por ejemplo, si estamos diseñando una nueva campaña de marketing podemos hacer una prueba A/B con un grupo selecto de personas para saber cuál tiene mayor impacto y luego lanzarla al resto de los usuarios.
Y, por último, la capacidad de colaborar y trabajar en equipo con miembros que poseen distintos puntos de vistas, idealmente de distintas áreas de la organización, los cuales enriquecen la conversación e integran sus conocimientos, habilidades y experiencias permitiéndolos diseñar una mejor y mas robusta solución, rompiendo silos y mejorando la comunicación entre áreas.
Esta metodología creativa se acciona con un proceso que tiene etapas, herramientas y resultados definidos, permitiéndonos transformar problemas u oportunidades en soluciones que generen valor a nuestros usuarios, de manera repetible y escalable.
Existen muchos procesos de Design Thinking, pero uno de los más populares es el que te detallamos a continuación: