

En la era de la información y las redes sociales, la cultura de la cancelación se ha convertido en un fenómeno omnipresente en la sociedad chilena y global. Según el diccionario Merriam Webster, la cancelación se refiere a la práctica de retirar masivamente el apoyo a figuras públicas o marcas que han cometido acciones socialmente inaceptables. Esta tendencia se manifiesta principalmente en plataformas como X, Instagram y Facebook, donde las personas expresan su desaprobación y ejercen presión social en temas como la apropiación cultural, la falsificación de productos, el incumplimiento de promesas o la falta de ética.
Según el informe “Cultura de la cancelación y marcas”, de IPG Mediabrands, el consumidor actual se ha transformado en un observador constante y crítico de las acciones de las marcas. Podemos identificar cuatro características clave que definen al consumidor actual en Chile:
En cuanto a cifras del informe relacionadas a las características del consumidor, se encuentra que un 33% sigue marcas en redes sociales, un 77% considera importante que una compañía opere con ética, un 63% es fiel a una marca que le gusta, y un 65% considera que las empresas deberían ayudar a los consumidores a ser responsables con el medio ambiente.
En resumen, la cultura de la cancelación puede afectar negativamente la relación entre los consumidores y las marcas en Chile. 7 de cada 10 chilenos declara que es importante que las marcas compartan sus valores y principios al momento de comprar un producto o servicio, mientras que 1 de cada 10 considera que las marcas más valiosas de Chile lo están haciendo.
La respuesta es no, ya que las actitudes hacia la cultura de la cancelación varían según la generación. A mayor edad, menor interés en una cancelación. Los Baby Boomers son indiferentes y distantes, no se ven significativamente influenciados por las marcas canceladas. Sin embargo, se sienten olvidados por las marcas y existe una brecha en la relación entre ellos y las empresas; la Generación X muestra desinterés hacia la cultura de la cancelación y no se preocupa por las controversias. Son un grupo difícil de definir y atraer para las marcas, ya que no se identifican claramente con ninguna tendencia; mientras que los Millennials y la Generación Z son ultra vigilantes y activistas. Priorizan la responsabilidad social y el comportamiento ético en sus decisiones de compra. Las marcas que deseen atraer a estos grupos deben alinearse con sus valores y preocupaciones.
Las cuatro generaciones presentan diferentes niveles de interés e involucramiento en la cultura de la cancelación, con los Millennials y la Generación Z siendo los más comprometidos. El alcance de las funas o cancelaciones puede variar según la magnitud del problema y la generación involucrada. Por ejemplo, si la Generación Z lidera la cancelación, es más probable que se traduzca en consecuencias fuera de las pantallas.
“La cultura de la cancelación está moldeando la relación entre los consumidores chilenos y las marcas. A medida que las generaciones más jóvenes lideran esta tendencia, las empresas deben adaptarse y demostrar su compromiso con la responsabilidad social y el comportamiento ético si desean mantener la lealtad del consumidor y evitar ser canceladas por su público objetivo” Gonzalo Salazar, Director de Analytics de IPG Mediabrands Chile.
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