

Se estima que los clientes leales tienen entre un 60 % y un 70 % de probabilidad de realizar una compra, lo que resalta el valor de invertir en estrategias de fidelización para impulsar las ventas de un negocio.
En un escenario digital que se encuentra en constante evolución y con una competencia creciente, donde los consumidores tienen innumerables opciones al alcance de un clic, lograr la fidelización de los clientes se ha convertido en una de las prioridades y desafíos más significativos para las marcas. Más allá de atraer nuevos compradores, el verdadero valor está en construir relaciones duraderas, generar confianza y convertir a los clientes actuales en promotores activos de la marca.
Según datos de Semrush, los clientes leales tienen entre un 60 % y un 70 % de probabilidad de volver a comprar, lo que demuestra el impacto directo de la fidelidad en el crecimiento de los negocios online. Por otra parte, de acuerdo con Smile.io, tras una primera compra, la posibilidad de repetición es del 27 %, pero aumenta al 49 % después de la segunda y alcanza el 62 % tras la tercera.
Con una táctica de fidelización correctamente aplicada, los consumidores pensarán primero en una marca específica antes que en su competencia a la hora de enfrentarse a una necesidad. Este posicionamiento es resultado de una estrategia centrada en la relevancia del contenido, la oferta constante de valor y una relación sólida basada en la confianza. Los clientes fidelizados no solo repiten su compra en el sitio, sino que se convierten en aliados al recomendar espontáneamente la marca a través del voz a voz y canales digitales.
Según Tiendanube, “las marcas que venden online y buscan construir lealtad deben enfocarse en generar compromiso, aportar soluciones reales y mantener un diálogo constante que refuerce la credibilidad de su propuesta. A la larga, fidelizar no es sólo retener, es generar experiencias que conecten con las personas”, explica Augusto Otero, Country Manager de Tiendanube Chile.
En definitiva, fidelizar clientes no solo es una estrategia rentable, sino una inversión a largo plazo que fortalece la sostenibilidad de cualquier negocio. Cuando una marca logra construir relaciones basadas en la confianza, el valor y la cercanía, convierte a sus compradores en aliados, promotores y defensores de su propuesta. Más allá de aumentar las ventas, se trata de cultivar una comunidad comprometida que elige, recomienda y regresa, haciendo que el crecimiento no dependa únicamente de atraer nuevos clientes, sino de mantener vivo el vínculo con quienes ya creen en la marca.