Según el último estudio impulsado por WeWork y PageGroup un 54% opta por un modelo de trabajo híbrido, pero las instancias presenciales también cobran una mayor relevancia convirtiéndose en un factor clave para fortalecer el bienestar y la cohesión entre el talento.

En la actualidad, Hispanoamérica está atravesando una transformación en la manera en que su fuerza laboral trabaja, se relaciona y elige sus espacios de productividad. Aunque es claro que las preferencias de los trabajadores se han consolidado hacia modelos híbridos (54%), la necesidad de generar un nuevo equilibrio para alinear a los equipos de trabajo se ha convertido en un aspecto clave cuando se habla de no perder el contacto humano y el bienestar que brinda la flexibilidad dentro de las organizaciones.
El reciente estudio impulsado por WeWork y PageGroup, “IA y presencialidad: el nuevo panorama laboral”, muestra también que en Chile, los trabajadores valoran especialmente la productividad, la convivencia y el contacto interpersonal que brinda el trabajo presencial.
Aunque el talento continúa priorizando el equilibrio entre la vida personal y profesional, el encuentro cara a cara sigue siendo altamente apreciado. A partir de esto, la clave estaría en ofrecer un modelo que permita ambas cosas.
La Head of People para el Cono Sur de WeWork, Romina Diepa, expresó que las interacciones cara a cara son un pilar clave del bienestar laboral, incluso en una era definida por la relevancia que ha adoptado el concepto de flexibilidad. Diepa agregó que “la clave no está en regresar a modelos rígidos, sino en redefinir la presencialidad como una experiencia de alto valor donde se da la oportunidad de una mayor integración del equipo, la comunicación directa y el fortalecimiento de las relaciones interpersonales”.
La presencialidad ha ido ganando espacio. El mismo estudio reveló que la presencialidad sigue ocupando un lugar relevante: un 35% acude hoy con mayor frecuencia a la oficina que hace un año atrás. Asimismo, casi la mitad de los consultados se mantuvieron en la modalidad en la que se encontraban y el 20% dijo asistir menos seguido a su lugar de trabajo, respecto a los últimos doce meses.
Por otra parte, entre quienes señalan que han reducido su asistencia, nueve de cada diez personas reconocen una mejora significativa entre vida-trabajo. Sin embargo, la virtualidad no puede reemplazar el contacto humano, elemento que incide directamente en la salud emocional, la motivación y el sentido de pertenencia.
En este escenario, las empresas hispanoamericanas se enfrentan al gran desafío de crear entornos laborales capaces de equilibrar flexibilidad en todos sus aspectos e interacción humana, reconociendo la diversidad de expectativas y realidades personales. Espacios adaptables, bien diseñados y orientados al bienestar se vuelven esenciales para alcanzar ese equilibrio que hoy define el futuro del trabajo.